11/7/08

JUZGAR O NO JUZGAR

Quiero empezar las reflexiones con un fragmento del libro La nueva tierra de Eckhart Tolle denominado la “LA VOZ DE LA MENTE”.

“En mi caso, ese primer destello de conciencia se manifestó siendo estudiante de primer año en la Universidad de Londres. Solía tomar el metro dos veces a la semana para ir a la biblioteca de la universidad, generalmente a eso de las nueve de la mañana, terminando la hora de la congestión. Una vez me senté al frente de una mujer de unos treinta años. La había visto otras veces en el mismo tren. Era imposible no fijarse en ella. Aunque el tren estaba lleno, nadie ocupaba los dos asientos al lado de ella, sin duda porque parecía demente. Se veía extremadamente tensa y hablaba sola sin parar, en tono fuerte y airado. Iba tan absorta en sus pensamientos que, al parecer, no se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Llevaba la cabeza inclinada hacia abajo y ligeramente hacia la izquierda, como si conversara con alguien que estuviera en el asiento vacío de al lado. Aunque no recuerdo el contenido exacto de su monólogo, era algo así: "Y entonces ella me dijo... y yo le contesté que era una mentirosa y cómo te atreves a acusarme... cuando eres tú quien siempre se ha aprovechado de mi... Confié en ti y tú traicionaste mi confianza...". Tenía el tono airado de alguien a quien se ha ofendido y que necesita defender su posición para no ser aniquilado.
Cuando el tren se aproximaba a la estación de Tottenham Court Road, se puso de pie y se dirigió a la puerta sin dejar de pronunciar el torrente incesante de palabras que salían de su boca. Como era también mi parada, me bajé del tren detrás de ella. Ya en la calle comenzó a caminar hacia Bedford Square, todavía inmersa en su diálogo imaginario, acusando y afirmando rabiosamente su posición. Lleno de curiosidad, la seguí mientras continuó en la misma dirección en la que yo debía ir. Aunque iba absorta en su diálogo imaginario, aparentemente sabía cuál era su destino. No tardamos en llegar a la estructura imponente de Senate House, un edificio de los años 30 en el cual se alojaban las oficinas administrativas y la biblioteca de la Universidad. Sentí un estremecimiento. ¿Era posible que nos dirigiéramos para el mismo sitio? Exactamente, era hacia allá que se dirigía. ¿Era profesora, estudiante, oficinista, bibliotecaria? Iba a unos veinte pasos de distancia de tal manera que cuando rebasé la puerta del edificio (el cual fue, irónicamente, la sede de la "Policía de la mente" en la versión cinematográfica de 1984, la novela de George Orwell), había desaparecido dentro de uno de los ascensores.
Me sentí desconcertado con lo que venía de presenciar. A mis 25 años sentía que era un estudiante maduro en proceso de convertirme en intelectual y estaba convencido de poder dilucidar todos los dilemas de la existencia humana a través del intelecto, es decir, a través del pensamiento. No me había dado cuenta de que pensar inconscientemente es el principal dilema de la existencia humana. Pensaba que los profesores eran sabios poseedores de todas las respuestas y que la Universidad era el templo del conocimiento. ¿Cómo podía una demente como ella formar parte de eso? Seguía pensando en ella cuando entré al cuarto de baño antes de dirigirme a la biblioteca. Mientras me lavaba las manos, pensé, "Espero no terminar como ella". El hombre que estaba a mi lado me miró por un instante y me sobresalté al darme cuenta de que no había pensado las palabras sino que las había pronunciado en voz alta. "Por Dios, ya estoy como ella", pensé. ¿Acaso no estaba tan activa mi mente como la de ella? Las diferencias entre los dos eran mínimas. La emoción predominante era la ira, mientras que en mi caso era principalmente la ansiedad. Ella pensaba en voz alta. Yo pensaba, principalmente, dentro de mi cabeza. Si ella estaba loca, entonces todos estábamos locos, incluido yo mismo. Las diferencias eran solamente cuestión de grado.”


Aquí tienes algunos ejemplos del Juzgar rapidamente


REFLEXIÓN ¿Qué podemos observar en este fragmento?

Lo primero que se observa es algo muy común entre nosotros, juzgar a los demás sin observarnos; como dice la Biblia en Lucas 6 (41-42) “¿Por qué miras la paja que tiene tu hermano en el ojo y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo? Y si no te das cuenta del tronco que tienes en tu ojo, ¿cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Hermano, déjame sacarte la paja que tienes en el ojo'? ¡Hipócrita!, saca primero el tronco de tu ojo y así podrás ver bien para sacar la paja del ojo de tu hermano."

Aparentemente el fragmento y la cita bíblica podrían interpretarse como la necesidad de eliminar el juicio de nuestras vidas, pero eso no es lo que nos indica la Biblia. En los distintos textos que evoca el tema hace un llamado al buen juicio.
En Juan (8:7) "El que de vosotros este sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella." Refiriéndose a la mujer adultera, estaba diciendo “solo aquel que esté libre de pecado puede hacerlo”. Jesús que era el único sin pecado la perdonó con amor y compasión.
Para no caer en el mal es necesario conocer el bien, aquí hay un juicio de valor, la invitación es a no juzgar sin tener el conocimiento suficiente y el discernimiento que el espíritu santo nos ofrece. Cuando los juicios se den, debe hacerse a la persona que uno le interesa ayudar, sin pretender mostrar superioridad, hacerlo con humildad, amor y sencillez. Hay que reflexionar cuando emitimos un juicio, tratando de identificar si en nosotros está presente la condición que se juzga, sucede que lo que criticamos está presente en nuestras vidas, pero el EGO no lo oculta, esto nos ayuda a nuestro desarrollo interior.
Lo que generalmente juzga uno son las apariencias físicas y los comportamientos o actuaciones; cuando entras en el camino espiritual vas perdiendo el interés por hacerlo. Los juicios obedecen a lo que los sentidos físicos puede identificar y la mente procesar, a través de los preconceptos adquiridos. Hay una cita que repito mucho en mis conversaciones; es mas fácil limpiar un vaso de agua sucia, poniendo diariamente gotas de agua limpia, que tratar de sacar el mugre a la fuerza.

SUGERENCIAS


Existe un ejercicio que nos lleva al evitar los juicios innecesarios , Cuando estés con alguien piensa en esa persona como un hermano en el espíritu, a quien solo te profesa respeto y cariño, despréndete de la apariencia física y obsérvalo en espíritu, como hijo de Dios.
Lo mas difícil son nuestros propios juicios que en muchos casos son muy duros y se acompañan con culpabilidad. No caigas en la culpa; sin embargo observa la causa de tu error y hazte el propósito de no volver a caer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Capeto :
bueno muy inclusive lo tomado de la palabra de dios en cuanto a juzgar...cosa bien que la tenemos todos adentro y que hay que aprender a trabajar en ella.....
gracias por esta serie de artículos, en especial porque contiene lo que Dios quiere en nuestras vidas y en nuestro comportamiento con los demás.marite

Anónimo dijo...

Es necesario hacer un recorrido por nuestra alma y reconocer los errores que cometemos, la biblia es un mar de conocimientos que nos permite iniciar con el proceso, a algunas personas nos cuesta mucho reconocer, pero cuando lo hacemos inmediatamente podemos experimentar la liberacion que siente nuestra alma, no esperemos mucho para hacerlo es hora de iniciar con algo que genere cambios representativos en nuestra vida... gracias por las reflexiones.

Anónimo dijo...

felicidades para las personas que se interesan por la salud mental y espiritual de los hermanos en la fe de nuestro Señor Jesucristo. Dios los Bendiga y les de sabiduría.