12/9/08

El perdón

Para esta reflexión me he apoyado en un capítulo del libro“REGRESO DEL FUTURO” al que ya había hecho mención en el artículo anterior escrito por el siquiatra George G. Ritchie.
Sucedió en mayo de 1945, al final de la guerra, cuando Ritchie fue enviado como parte de un grupo de médicos a un campo de concentración nazi, en el territorio alemán, para prestar urgente ayuda médica a los prisioneros que allí se habían encontrado.

Dice el doctor Ritchie “Cuando la maldad me resultaba insoportable y la miseria humana me ahogaba buscaba la solución en la lección que había aprendido. Comenzaba a caminar de un extremo a otro de aquel recinto cerrado de alambradas en busca de un rostro que me mirase con el amor que Cristo me miró. De esta manera vine a conocer a Wild Bill Cody.” Así lo llamaban por su aspecto y por la dificultad en pronunciar su nombre. Era un prisionero de guerra con seis años en el campo de concentración, de aspecto fuerte, ojos brillantes y de energía infatigable. Sobrevivía con una escasa ración de comida y había dormido en condiciones infrahumanas. Todo las personas del campamento acudían a él para solucionar sus problemas, “trabajaba entre quince y dieciséis horas al día sin dar señales de cansancio y sin expresar queja alguna. Cuando los demás nos sentíamos extenuados ,él parecía recobrar fuerzas por arte de magia. "Hemos de solucionar el problema de este muchacho", solía decir. "Ha estado casi todo el día esperando que le ayudáramos". Su interés y compasión a favor de sus compañeros en el campo de concentración era admirable y su desinterés ejemplar para cuantos convivíamos con él.”, expresaba el doctor Ritchie. A pesar de las condiciones en que vivía había sido capaz de servir a los demás, además todos en el campo lo consideraban su amigo personal. Continua el doctor Ritchie “No resulta fácil para alguno de estos hombres el perdonar a sus enemigos, le comenté un día mientras tomábamos una taza de té, muchos de ellos han perdido familiares a causa de la violencia. Cody se reclinó un poco sobre su silla y tomó un sorbo de su taza. "Nosotros vivíamos en el Distrito Judío de Varsovia", comenzó diciendo con naturalidad. Estas fueron las primeras palabras que le oí decir acerca de si mismo o de su familia. "Cuando los alemanes ocuparon nuestra casa nos colocaron en fila adosados contra la pared y abrieron fuego con sus ametralladoras. Les rogué que me mataran junto con mi familia, pero como vieron que hablaba alemán polaco y ruso me dijeron que necesitaban mis servicios". Al terminar esta frase le siguió un largo silencio. Tal vez se le representaron otra vez su mujer y sus hijos. "Entonces tuve que decidir"- continuó diciendo- si viviera odiando a aquellos soldados que habían asesinado a los míos, o si era capaz de perdonarlos. La verdad es que la decisión fue fácil, aunque parezca extraño lo fue. Mi profesión era abogado. En el ejercicio de las leyes había podido comprobar hasta donde llega la fuerza del odio de los humanos. Su efecto sobre el cuerpo y la mente de los hombres. El odio acababa de matar a las seis personas que más quería en el mundo, por lo tanto decidí dedicar el resto de mi vida- fuese esta larga o corta – a amar a toda persona que se cruzara conmigo". Amar a cada persona.. ésta fue la fuerza que mantuvo física y moralmente a este extraordinario hombre en medio de la miseria y la privación más extrema.”

Reflexión
Cody decidió perdonar y servir a los demás, de ahí su capacidad de trabajo, su estado de ánimo y su mirada amorosa. Estos son los resultados del perdón, decisión que depende únicamente de usted. El rencor o la ira no le hacen daño a los demás, solo le hace daño a usted. El perdón es esencial en la sanación interior de experiencias pasadas y liberación de ataduras. Debemos empezar por perdonarnos, de eliminar la culpa y aceptar el error, teniendo conciencia que hemos fallado en nuestra condición humana, pero que tenemos el mayor don, el de perdonarnos. Debemos transformar nuestra ira y rencor en amor. El perdón es una gran prueba de amor.
Una experiencia que me enseño el poder del perdón, le sucedió a mi padre, durante su trabajo en una empresa; recibió mucha hostilidad de parte de un compañero, quien a toda costa quería hacerle daño. Un día mi padre tomó la decisión de orar todos los días por el bienestar y la prosperidad de su compañero. El resultado no pudo ser mejor, este compañero se volvió su mejor aliado.
Investigaciones sobre el cáncer muestran que los sentimientos negativos hacia uno y los demás son proclives a producir radicales libres, principales generadores del cáncer y otras enfermedades.
Escribe Louise L. Hay, en la página 218 de su libro “Usted puede sanar su vida” al momento de recibir la noticia que padecía de cáncer: “Después de todo, yo había escrito un libro sobre los modelos mentales, y sabía que el cáncer es una enfermedad originada por un profundo resentimiento, contenido durante tanto tiempo que, literalmente va devorando el cuerpo.”
El perdón no significa necesariamente la reconciliación con la persona que te molesta, o la condonación de su acción, es quedar en paz contigo mismo, con tu hermano y con Dios. La culpa y el miedo se disuelven con el amor y el perdón. El perdón libera y conduce a la felicidad.
Un ejemplo claro es lo que ha sucedido en nuestro país en 40 años. La semilla de la violencia, fue el no haber superado una agresión; la venganza generó un espiral de odios, una bola de nieve de violencia, ciertamente por no darse el perdón. Nos movemos entre una polaridad de buenos y malos, calificándolos así dependiendo de quién sea el agresor y el agredido o quien ostente el poder o no. Solo a través del perdón podremos construir una nueva Colombia donde se entronice el amor.
Qué ser humano en su sano juicio haría daño a su semejante si sintiese el dolor que le causa?.

Sugerencia
Cuando sientas que tu corazón alberga algún tipo de resentimiento, sea contra ti o hacia alguien realiza el siguiente ejercicio:
Siéntese cómodo, relaje el cuerpo, aquiete la mente, pide a Dios que te de la fuerza para perdonar. Llena tu mente , tu cuerpo y tu espíritu de frases amorosas. Visualice la persona que le causó el sentimiento negativo, envíele mensajes de amor, visualice una relación cordial con esa persona y deséele prosperidad en su vida. Esto es la transformación de sentimientos bajos en Amor. En la medida que practique esta secuencia, mejorará la habilidad del perdón. Una vida en paz se construye a partir de eliminar la ofensa, la culpa y de ofrecer perdón.
Repita esta frase: Quiero llenar mi vida de amor, he elegido perdonarme y perdonar a los demás, así, Dios me perdona. Reza el Padre Nuestro: “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
Cuando logramos acallar la voz del ego empezamos a escuchar la del Espíritu Santo que nos dice que el perdón nos puede liberar, que somos el santo Hijo de Dios, y que nuestras relaciones se pueden dar en santidad, sin juicios, sin culpas, sin resentimientos y sin miedo.
Reflexiona con Lucas (6,27-38), Mateo (6:12), Mateo(18:21), Lucas(17:3), Efesios (4:31), Marcos(11:25-26)
Dios te bendice